Cuatro códices precortesianos, confeccionados con fibra vegetal y cal, de carácter adivinatorio, han llegado hasta nosotros a pesar del empeño de Fray Diego de la Landa por destruir en Yucatán todo vestigio de civilización autóctona.Escritos en maya yucateco, en ellos residen las claves que permitirán avanzar en el desciframiento de la escritura y aportar nuevos datos históricos de ésta grandiosa civilización.
Códice de Dresde
Comprado a un particular por el director de la Biblioteca de Dresde en 1739, es el primero del que se tuvo noticia en Europa. En la II Guerra Mundial la ciudad fue bombardeada y el códice sufrió serios daños –tal vez por contacto con el agua– en doce de sus páginas. Contiene tablas astronómicas de notable precisión.Códice de París
Identificado como jeroglífico maya en 1859 por el estudioso León de Rosny, que lo hallo en un cesto de papeles polvorientos junto a la chimenea de la Biblioteca Nacional de París, donde aún se conserva. Se encuentra bastante deteriorado, puesto que ha perdido parte de la cual daba consistencia a la pintura.Códice de Madrid, o Trocortesiano
Es el más amplio y mejor conservado. Se encuentra en el Museo de América de Madrid desde 1964. El fragmento llamado Troano fue identificado en 1866 y publicado por el abate francés Brasseur de Bourbourg. Otro fragmento más pequeño, el Cortesiano (llamado así porque se dice que perteneció a Hernán Cortés), era del coleccionista Juan Miró, y fue dado a conocer en 1869. Es de carácter adivinatorio.Códice Grolier
Apareció en los años sesenta en la colección del Club Grolier de Nueva York, con cuyo nombre ha sido bautizado. Está en manos de un coleccionista privado. Ocupa pocas páginas y es de baja calidad pictográfico comparado con los anteriores
